La palabra cambio implica cuestionar el status quo y observar a nuestro alrededor para decidir si lo que vemos está alineado con nuestras necesidades del momento o nuestros sueños del futuro. Es el acto de pensar si lo que vemos nos motiva, si nos conecta, o si agrupa algunas opiniones de nuestro metro cuadrado de ciudadanos.
Sin importar estratos sociales, la palabra cambio lleva dentro de ella a preguntar, exigir, escoger y sincronizar.
La forma en la que estábamos viviendo exige un cambio. Por un lado, tenemos menos de 10 años para lograr esos cambios económicos y hábitos que frenen la proyección del aumento de temperatura en 1.5 grados centígrados a nivel mundial. Por otro lado, y hablando específicamente en Panamá, tenemos que frenar la tendencia en aumento de enfermedades cardíacas, casos de diabetes y obesidad per cápita. Ni siquiera nos referimos en estas líneas al nuevo tema de COVID-19.
Todos queremos vivir mejor y más tiempo, pero para ello, tenemos colectivamente que hacer cambios y vivir con responsabilidad.
En la medida que empecemos a observar, nos daremos cuenta de que sin importar qué profesión o interés tengamos, todos tenemos oportunidades para ser agentes de cambios. Lo interesante es saber identificar cuáles cambios generan valor en corto, mediano y largo plazo.
El sector inmobiliario requiere de cambios. Cambios en la oferta y cambios en la demanda. Cambios en la oferta de los productos inmobiliarios, ya sea casas u oficinas, pero también cambios de hábitos de vida de nosotros, el mercado, que tengan como raíz la prevención primaria de salud y por ende el bienestar.
Querer vivir con calidad, significa encontrar ese punto clave (“sweet spot”) entre ser felices, sentirnos completos, ser responsables con los recursos de las futuras generaciones y con nuestra propia salud. Desde hábitos alimenticios, actividades físicas, contacto social y consumo de energía hasta nutrir nuestra mente y cuidar los recursos. En cada una de estas palabras hay áreas grises, argumentos incompletos y por ende oportunidades.
Querer ofrecer una vida con calidad, como desarrolladores, significa entender a plenitud cómo los ambientes donde vivimos afectan nuestra salud física y mental. Entender que el 90% de nuestra vida la pasamos en ambientes interiores, genera una nueva perspectiva en la creación de productos inmobiliarios. No significa agregar características que suban los costos, es agregar valor al balancear lo que el mercado y la humanidad considera que es más importante. Ya se cuentan dos generaciones completas de padres y madres que han educado a sus hijos, entre otros temas, en la cultura de la tierra y en la alimentación sana.
Estamos frente a dos temas y a tres rubros en donde deberíamos generar impactos más grandes: la preservación de los recursos del planeta y el bienestar humano, impactando positivamente en lo financiero, lo social, lo ambiental.
Ya no es un reto, es una necesidad.
Conversemos.